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lunes, 31 de enero de 2011

La vida real en el envase de los shows

La vida real en el envase de los shows

La vida real en el envase de los shows

Gran Hermano.

Soñando por Bailar.

Cuestión de Peso.


Para bajar de peso, para aprender a bailar, para hacerse famoso, para pasar el tiempo. Los reality shows ofrecen distintas variantes, pero en algún punto todos se parecen: un grupo de anónimos vive su experiencia televisiva pasajera, logra sus quince minutos de fama y, en su inmensa mayoría, vuelve al anonimato. El mundo de la televisión tiene géneros ya instalados y con historia propia como las series, las telenovelas y los unitarios, entre otros, pero el reality es uno de los más nuevos, y todavía busca su perfil. Después de un boom hace unos años, parecía haberse retirado de escena; sin embargo esta temporada volvió con fuerza y la grilla de la televisión abierta tiene tres en el aire, actualmente: Gran Hermano 2011 (Telefe), casi el decano del género; Cuestión de peso (El Trece), que ya va por la cuarta temporada), y el más reciente, Soñando por bailar (El Trece).

“El formato de Gran Hermano ( GH ), creado en Holanta, ya tiene 10 años en la Argentina. Más allá de su esquema probado en numerosos países, se ha ido modificando y adaptando a cada cultura y al paso del tiempo. De cualquier manera, hay un esquema básico que es inalterable, y eso lo diferencia del resto de los reality shows”, dice Ana Laura Deluso, productora general del ciclo. Una vez por año, los productores de GH de todo el mundo se reúnen en Holanda para intercambiar ideas y experiencias y ver qué cosas funcionan en algunos lugares y cuáles no.

Soñando por bailar , en cambio, nace del riñón de otro ciclo, ShowMatch , que busca armar un semillero propio de posibles concursantes. ¿El requisito? Saber bailar y, sobre todo, cultivar un perfil que lo vaya delineando como mediático.

En el caso de Cuestión de peso , hay una gran diferencia. Los participantes llegan al casting por un problema de salud, la obesidad, y su experiencia televisiva está condicionada por eso. “La mayoría viene al programa porque siente que es la única opción que tiene para poder superar su enfermedad”, dice Raúl Slonimsky, productor del ciclo y director artístico de Endemol (que lleva adelante Cuestión...

y GH ).

El encierro, el aislamiento y la convivencia son los pilares de este formato que pone a prueba la tolerancia por el otro, la competitividad y la exposición mediática de sus participantes, entre otras cosas. La posibilidad de la fama, aún fugaz y endeble, atrae a miles de jóvenes y adultos, que buscan quién sabe qué. El casting de GH en todo el país convocó a más de 20 mil personas y otro tanto ocurrió con el de Soñando...

, realizado en vivo durante una sola jornada, en Tigre.

Sin posibilidad de contacto con el afuera, los participantes se muestran casi como en una vidriera. Sus habilidades y errores en el entrenamiento para el baile, sus dificultades para perder kilos o el humor cambiante según los días, se amplifica por efecto de la pantalla. ”La presión por estar expuestos es mayor para los participantes de Cuestión de peso . Pero como tienen tanto de qué ocuparse concentrándose en su tratamiento, lo viven de manera diferente de los chicos que participan de otros reality shows. Para ellos, es una experiencia terapéutica que tienen que saber aprovechar para cuando termine el programa”. En cambio, tanto los de GH como los de S oñando...

saben que cuánto más llamen la atención (como sea) más posibilidades tienen de seguir en el juego o de conseguir algo cuando salgan de él. La contención psicológica es casi obligatoria para los participantes de Cuestión...

y opcional para los demás. Los que viven en la casa de GH no tienen ninguna posibilidad de salir mientras no sean eliminados o abandonen el juego por propia voluntad; los de Soñando...

permanecen en la isla de Tigre durante toda la semana, y sólo se trasladan al estudio de El Trece para la gala de eliminación. Por su parte, los de Cuestión...

pasan casi todo el día (de 8 a 21) entre la clínica del doctor Alberto Cormillot, el estudio de televisión y otros lugares donde desarrollan sus actividades. Al final del día y los fines de semana, están en sus casas. En cualquier caso, las horas que pasan en pantalla son numerosas.

“En estos diez años cambiaron muchas cosas. Los primeros participantes de GH lo tomaban casi como una experiencia de vida, buscando una crisis que los hiciera crecer individualmente, Ahora, en cambio, buscan la fama directamente, hay un quiebre generacional enorme”, dice Deluso. Uno de los factores que contribuyó a esto es que estos participantes crecieron con el formato incorporado a la televisión mientras que para los primeros era todo una novedad. Las pautas de conducta que se modificaron en la sociedad también aparecen reflejadas en estos ciclos. Por eso, sin romper las reglas básicas del juego, GH introdujo modificaciones en el formato para actualizarlo, como el uso del Twitter por parte de los concursantes, pero sólo para mandar mensajes y no para recibirlos.

“La idea es trasladar el mismo espíritu que tiene el B ailando por un sueño , con los personajes famosos, a la gente común”, explicó Pablo “Chato” Prada, productor general de Ideas del Sur, a cargo del Soñando....

“Por eso, no es tan importante que sepan bailar, porque para eso se los prepara en el reality. En cambio, tenemos en cuenta las historia de vida, la personalidad, el carisma”.

Ese trabajo con anónimos es una de las claves del género.”Es sin red, porque tratás con gente que hace cosas sin directivas. Y más allá de las actividades que hagan, el tema del aislamiento y la convivencia entre ellos provoca situaciones en las que aparecen aspectos de la personalidad de cada uno que nunca se sabe para dónde van a ir”, explica Deluso. Y eso suele ser el gran gancho para el público.

“Incluso con los participantes que no tienen el objetivo de volverse famosos sino de cuidar su problema de salud, la obligación de estar expuestos los obliga a verse de otra manera”, dice Slonimsky. La mirada del espectador es la gran tentación porque, finalmente, es el público quien elige a quién salva o quién condena en este juego de mostrarse y dejarse ver. Aunque en Cuestión de peso es la balanza la que determina (de un viernes al próximo deben bajar 1% de su peso para seguir), en Soñando por bailar y Gran Hermano la competencia real es por seducir al público, que tiene la última palabra.


La vida real en el envase de los shows

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