Sin casa, sin fama. de los 108 gran hermanos solo uno es conocido hoy

Sin casa, sin fama. de los 108 gran hermanos solo uno es conocido hoy

Sin casa, sin fama

En todas sus ediciones, 108 participantes pasaron por Gran Hermano, cuya versión 2011 termina el domingo. Muy pocos lograron conservar la fama. Los ex integrantes cuentan sus historias.

Recuerde el alma dormida. Avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la fama, cómo se viene el olvido de repente.

Jorge Manrique no le escribió a la fama. Su mundo, sin televisión ni reality shows, no entendía que ni la belleza ni la riqueza son tan mentirosas como ella. Nunca imaginó que en el siglo XXI, más que la enfermedad y la pobreza, el anonimato sería otro tipo de muerte.

108 personas pasaron en diez años por "la casa más vista de Argentina" y de Uruguay. Gran Hermano, cuya edición 2011 termina el domingo, acumuló minutos de aire, sonrisas, lágrimas y suspenso. Rating. Pero no se engañe nadie, no, pensando que la fama ha de durar lo que espera.

"Más no duró lo que vio". Gastón Trezeguet fue el personaje menos querido de la primera edición de Gran Hermano. Su fama nació un 10 de marzo, cuando entró en la casa. Llegó a la final 112 días después y quedó tercero. Quería ganar por la plata y se llevó como premio consuelo 23.642 dólares que depositó en un banco y resultaron víctimas del corralito. La fama le duró un poco más. Más que la plata y más de lo que le duró a Marcelo Corazza, el ganador, que pasó al olvido aunque tuvo 15 veces más votos.

Un año de furor. "De descontrol. Tenía 22 años", dice él. Antes estudiaba Administración de Empresas, pero no sabía qué hacer de su vida. Había visto Operación Robinson y había quedado fascinado. "Entonces decidí probar. Fui quedando en los castings hasta que entré." Ahora acumula experiencia tras las cámaras. Fue productor de Gran Hermano III, de los debates durante cuatro años, y del programa Am, que se emite por Telefé, donde también es panelista al igual que en El debate de esta edición.

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"Gran Hermano te da la fama que te da y después te la quita. Hay que tener los pies bien puestos en la piso para no pegarse el golpe de la vida", comenta Jésica "Osito" González, participante de la cuarta edición. "Un día le interesás a todo el mundo y de repente no les importa si estás actuando, si estás haciendo teatro. Solo les importa si mostrás tu cuerpo y armás escándalo". Habla con propiedad. Ahora que quedó en el pasado El baile del Osito, el noviazgo con Jonathan, el compromiso organizado en la casa, el altar improvisado, el vestido de tul rojo y los augurios de amor eterno, pocos saben que se separaron, que solo son amigos y que él vive en Ecuador junto a otra novia. Ahora, Osito tiene un programa para niños que se llama El mágico mundo de Osito en una señal de cable y pelea para que logre emitirse en la televisión pública. Seguramente, ya no marque los puntos de rating que marcaba antes con sus bailes.

Sebastián Pollastro es otro de los integrantes de la casa de Gran Hermano III. Fue el último que salió antes de la final. Tenía 20 años. Allí confesó su homosexualidad y ser víctima de una abuso sexual. Aprovechó la fama del reality para trabajar y ser uno más de los modelos del staff de Ricardo Piñeyro, de donde lo llamaron poco después de que salió. Pasaron cuatro años. Hubo clases de clases de teatro, ballet clásico, tap y jazz, pero aunque ahora sea un profesional, la fama no es lo que era.

"Al principio lo sentí medio bajón, pero en cierto modo está bueno. Al mes que dejé la casa me llamaron de Piñeyro y empecé a laburar. Y aunque no hice un Bailando por un Sueño sigo en los medios. Al principio notas eso de ¡Uy! ¿qué pasó con la fama? Pero después lo valorás y podés salir con tus amigos a bailar o a comer con tu familia. En el momento jode, a la distancia te puedo decir que está bueno." Sebastián ahora hace publicidades gráficas para Centroamérica y prepara su propio programa satélite, una versión de Zapping mezclado con Intrusos pero en el cable. Varios escalones de fama más abajo.

"No se engañe nadie, no." Quien se arrepiente es Tamara Paganini. "No me van a alcanzar 15 vidas para arrepentirme de haber entrado en ese lugar. Pero si yo hubiese deseado ser famosa la hubiese pasado muy bien. Mi vida cambió totalmente. No podía viajar en colectivo o en ningún transporte público porque ni si quiera podía caminar por la calle sin ser reconocida y hasta zamarreada por la gente. Entonces comencé a disfrazarme de hombre para poder caminar tranquila", dice La India, como la llamaba Soledad Sylveira.

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El suceso de Gran Hermano I fue imprevisto. Tamara odió la exposición mediática y ser famosa. El experimento que fue esa edición del reality no terminó con la salida de la casa.

"Apenas salí de la casa me pusieron una campera en la cabeza, me metieron en el piso de la parte trasera de un auto y me llevaron a un hotel con total prohibición de comunicarme con el mundo exterior. No podía ver tele y tenía dos hombres vigilándome las 24 horas. Eso duró una semana. No me dejaban ver a mis amigos, familiares o novio, hasta que me cansé y me dio un ataque de nervios. A pesar de las amenazas de la producción de que me iban a hacer juicio, me fui. Después de seis meses y de ver las barbaridades que le habían hecho a mi vida con las ediciones perniciosas, comencé a hacerle juicio al canal que hasta el día de hoy sigue en curso."

Vio los videos emitidos en el programa, hizo un cuadro depresivo, le dio a sus padres el dinero que había ganado en el reality, 39.406 dólares, para que compraran una casa y se fue a Córdoba.

"Cuando llegué allá compré un diario y me puse a buscar trabajo, cualquier laburo normal. Hacer la cola para la entrevista fue una experiencia casi peligrosa. No tenía plata para comer, así que iba decidida a bancarme lo que fuera, de hecho iba a las entrevistas a pie porque no tenía para el colectivo. Tenía que soportar insultos y elogios por doquier. Un par de veces se armó tanto alboroto que vino la Policía a ver qué pasaba y sacarme la gente de encima, literalmente, al mejor estilo rugby. No me quedó otra opción que empezar de nuevo a hacer shows en boliches, así empecé a viajar por todo el país y a tener dinero para vivir tranquila. Después de cinco años empecé a hacer teatro en Córdoba hasta que acepté una oferta del productor Gerardo Sofovich para regresar a Buenos Aires y ser comediante en una de sus obras y desde entonces no dejé de hacer teatro. Hoy por hoy, hago teatro independiente, del cual no puede vivir, ni yo ni nadie. Lo hago por placer y muy de vez en cuando, aparece alguien que sabe de mi trabajo como actriz seria sobre el escenario y no le importa que no haga prensa o salga desnuda en revistas o con algún jugador de fútbol. O sea: estoy con muy poco trabajo ya que no hago quilombo en los medios.".

"Y llegado son iguales" El día de la final de Gran Hermano I, 112 días después del comienzo, al grito histérico de los fanáticos que aguardaban la salida de los últimos tres "valientes" se sumaba el orgullo de los productores. La final marcaba 36.1 puntos de rating: habían encontrado algo que vendía tanto como Marcelo Tinelli. Entonces hubo Gran Hermano II. Lo ganó Roberto Parra, de quién ni Telefé, ni Endemol (la compañía productora) saben más nada. Ahora su nombre se suma al de casi una centena de desconocidos perdedores que pasaron por el programa sin que nada más pasara.

Ni la belleza, ni la victoria aseguran la fama: Viviana Colmenero, vencedora de Gran Hermano III, ha hecho varias veces el intento de reinsertarse en el mundo de los medios sin mayor éxito. Al igual que "Bam Bam", Esteban Morais, ganador de Gran Hermano V, patinando por un sueño o dándole besos a Christian U. Lo cierto es que tras diez años solo un ex participante se consolidó a través de Gran Hermano en los medios. En Gran Hermano II hubo algo distinto: ya no solo importaban los 200 mil dólares del premio.

"Estaba buscando una oportunidad y fui el último día al casting. Justo se había bajado una chica y me propusieron entrar. Me pareció una buena oportunidad", cuenta Silvina Luna. Silvina fue la primera en usar Gran Hermano como trampolín. Y tuvo la suerte del principiante. "Hoy van a Gran Hermano con la idea de ser famosos, antes no." Cree que hubiera sido famosa aunque no hubiera participado del reality, pero lo cierto es que a través de éste obtuvo una exposición muy importante. Y la supo aprovechar. De la escasa constelación de estrellas que generó el programa Silvina es la principal, otras son Claudia Ciardone y Ximena Capristo.

Si la fama que da Gran Hermano es voluble, ell trabajo es una constante aunque sea fuera de la tele. El caso de Vanina Gramuglia, una de las participantes de Gran Hermano IV, es ejemplar.

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"Lo primero que hice fue firmar un contrato con la editorial Longseller para escribir un libro sobre temáticas espirituales, fue a la semana que salí. La verdad es que la propuesta me tomó por sorpresa. Había estudiado parasicología y tenía nociones de espiritualidad pero nunca había pensado en escribir un libro." Pero Vanina lo escribió. Escribió Ángeles y fuerzas de luz y Jugá con los Ángeles. Ahora está por lanzar su nuevo libro Milagros y huellas de luz, que habla sobre el padre Mario y la aparición de la Vírgen Salta y San Nicolás. Vanina está agradecida. Y claro, gracias a Gran Hermano se conectó con el Reiki y la espiritualidad.

A Male, Marianlela Mirra, no se la ha visto mucho. Fue la gran ganadora del Gran Hermano más visto, el IV. Fue elegida por 1.566.319 votos en la transmisión con más rating de todas, la que le ganó a Tinelli y a Maradona juntos. Tuvo más votos que los que se obtienen si se suman los votos de todos los finalistas de las seis ediciones de Gran Hermano, si se suman los de Gran Hermano Famosos.

Por desinterés, probablemente, por incapacidad quizás, aparece poco en las pantallas, casi siempre asociada al reality. Es que aparecer no es fácil. Ahora los chicos tienen minutos de aire casi gratis. Algunos lo aprovechan. Mañana no los tendrán más.

Mañana cuando termine esta sexta edición y Jorge Rial mencione al ganador se terminará una cuenta regresiva, pero comenzará otra. Quizás la fama les dure un año. Quizás menos. Lo cierto es que recordarán este tiempo, tal vez con nostalgia, tal vez con desazón. Tal vez alguno se acuerde de Manrique y diga "Todo tiempo pasado fue mejor".

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